"Cuando fui borracha, bebí intensamente, cuando amé, amé intensamente; cuando lloro, lloro espantosamente; cuando soy feliz, nadie me gana. Y soy feliz porque soy Chavela Vargas. Volvería a nacer y volvería a pedir ser lo mismo". Así es ella, una mujer que no necesita morir para inmortalizarse. De ello ya se ha encargado su voz, que la hace vivir por siempre, en el mundo de las emociones que despierta en todo aquel que sepa escucharla.
María Tepozteca
Tepozteca linda,de pezón erecto,
de zapote prieto.
Ojos de obsidiana,
te parió tu madre Tepalcate eterno.
Luna Tepozteca, te pintó tu cuerpo
con deseos nuevos;
y en las madrugadaste
mojas los musloscon el agua mansade tus arroyuelos.
Ten cuidado, María Tepozteca, la noche fue mía
y se quedó muy quieta.
Ten cuidado, María Tepozteca, si la noche es nuestrano se queda quieta.
Estrenemos, María,en el Chalchi la noche
y haremos derrochede esta dimensión.
Y le juro, María señora,
que no habrá ni ahora,
ni antes, ni después.
Y le juro, María Tepozteca,que todo fue un sueñoy se volvió canción.
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